EL COMERCIO - DEPORTES - Mauricio Bayas
El fútbol femenino en Sudamérica tiene un nivel disparejo. Brasil, Argentina, Paraguay, Chile y Colombia están un peldaño arriba.
Estos países tienen ventaja desde la organización de torneos y en las divisiones formativas. Eso quedó en evidencia en el torneo Sudamericano femenino Sub 20, que se juega en Ecuador y que hoy (21 de enero del 2018) tendrá la última fecha del Grupo A.
En esta llave del torneo que se juega en Riobamba, Colombia ha mostrado su potencialidad y Paraguay exhibió buen fútbol.
Argentina también expuso su crecimiento en el juego femenino. Ecuador ha tenido una mala campaña. En tres partidos, la Tri no ganó ninguno y recibió ocho goles.
La Selección se armó con 15 microciclos, por la falta de un torneo profesional. La entrenadora Vanessa Arauz debió recorrer el país observando potenciales talentos.
El torneo Sub 17 que debía jugarse el año pasado se suspendió a última hora porque no había recursos. Y el campeonato profesional, con el escaso dinero que entrega la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) -cerca de USD 160 000- se jugó en tres semanas.
Las futbolistas ecuatorianas, con más experiencia amateur que profesional, tuvieron que enfrentar un Sudamericano como anfitrionas. “Nosotros no tenemos competencia oficial. Jugamos al fútbol por el amor a la camiseta. No tenemos sueldos”, dice Karen Flores, delantera de la Tricolor. La Selección se despide del torneo ante Perú, a las 19:15.
En esta llave del torneo que se juega en Riobamba, Colombia ha mostrado su potencialidad y Paraguay exhibió buen fútbol.
Argentina también expuso su crecimiento en el juego femenino. Ecuador ha tenido una mala campaña. En tres partidos, la Tri no ganó ninguno y recibió ocho goles.
La Selección se armó con 15 microciclos, por la falta de un torneo profesional. La entrenadora Vanessa Arauz debió recorrer el país observando potenciales talentos.
El torneo Sub 17 que debía jugarse el año pasado se suspendió a última hora porque no había recursos. Y el campeonato profesional, con el escaso dinero que entrega la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) -cerca de USD 160 000- se jugó en tres semanas.
Las futbolistas ecuatorianas, con más experiencia amateur que profesional, tuvieron que enfrentar un Sudamericano como anfitrionas. “Nosotros no tenemos competencia oficial. Jugamos al fútbol por el amor a la camiseta. No tenemos sueldos”, dice Karen Flores, delantera de la Tricolor. La Selección se despide del torneo ante Perú, a las 19:15.
Una diferencia notoria en el nivel del Sudamericano femenino radicó en la forma como se armaron las selecciones.
Carlos Quintero, DT de Colombia, admite que el contar desde el año pasado con la Liga Profesional Femenina, bajo la tutela de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), le permitió tener una visión clara de los talentos.
El país vecino tuvo su primer campeonato oficial el año pasado, con 23 clubes, y para incentivar a las futbolistas también se entregaron becas de estudio en la Universidad Sergio Arboleda, como un premio extra. “Todavía el fútbol femenino tiene mucho atraso”.
Brasil marcó la diferencia y se ‘paseó’ en el Grupo B. La Selección auriverde se ha consagrado campeona en las siete ediciones del torneo sudamericano y su nivel competitivo de juego es muy alto.
“En Brasil hay una buena organización. En el año se juegan dos campeonatos y eso permite tener una altísima exigencia”, cuenta Jessica Martínez, futbolista paraguaya que juega en el Santos de Brasil.
Desde 1993, en Brasil se han desarrollado campeonatos de Primera. La Confederación Brasileña creó en el 2007 la Copa do Brasil Femenina. En este torneo compiten los clubes campeones de las ligas estatales. Desde el 2013, el organismo da cupos a la Libertadores. Eso ha permitido un desarrollo acelerado del fútbol femenino en este país.
Carlos Quintero, DT de Colombia, admite que el contar desde el año pasado con la Liga Profesional Femenina, bajo la tutela de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), le permitió tener una visión clara de los talentos.
El país vecino tuvo su primer campeonato oficial el año pasado, con 23 clubes, y para incentivar a las futbolistas también se entregaron becas de estudio en la Universidad Sergio Arboleda, como un premio extra. “Todavía el fútbol femenino tiene mucho atraso”.
Brasil marcó la diferencia y se ‘paseó’ en el Grupo B. La Selección auriverde se ha consagrado campeona en las siete ediciones del torneo sudamericano y su nivel competitivo de juego es muy alto.
“En Brasil hay una buena organización. En el año se juegan dos campeonatos y eso permite tener una altísima exigencia”, cuenta Jessica Martínez, futbolista paraguaya que juega en el Santos de Brasil.
Desde 1993, en Brasil se han desarrollado campeonatos de Primera. La Confederación Brasileña creó en el 2007 la Copa do Brasil Femenina. En este torneo compiten los clubes campeones de las ligas estatales. Desde el 2013, el organismo da cupos a la Libertadores. Eso ha permitido un desarrollo acelerado del fútbol femenino en este país.
Desde el 2009, año en el que se jugó el primer torneo bajo la marca de la Copa Libertadores, los equipos de Brasil han salido campeones en siete de las nueve copas disputadas.
Colo-Colo de Chile, en el 2012, pudo alzar el trofeo y quitarle la supremacía a los equipos brasileños. Sportivo Limpeño de Paraguay, en el 2016, también levantó el título.
Paraguay y Chile han impulsado además algunos torneos, y eso ha mejorado su organización. En la Selección albirroja se trabaja desde las selecciones Sub 14, 16 y 17.
Colo-Colo de Chile, en el 2012, pudo alzar el trofeo y quitarle la supremacía a los equipos brasileños. Sportivo Limpeño de Paraguay, en el 2016, también levantó el título.
Paraguay y Chile han impulsado además algunos torneos, y eso ha mejorado su organización. En la Selección albirroja se trabaja desde las selecciones Sub 14, 16 y 17.
Desde el próximo año, la Conmebol obligará a los clubes profesionales de varones a tener equipos femeninos. Así se espera ganar más difusión y desarrollo en esta disciplina en Sudamérica.
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