Ricardo Pinela, jefe del departamento femenino de AFA, no logra mejoras. La Copa América empieza el 4 de abril y la preparación se vio molestada por huelgas de jugadoras y renuncias. Las juveniles fueron eliminadas en primera fase. A eso se sumaron fotos de jugadoras del Sub 17 descuidadas en Aeroparque.
DIARIOJORNADA.COM
El fútbol femenino argentino sigue sin encontrar su destino. El arribo de Ricardo Pinela a la jefatura del departamento respectivo en la AFA, abría una puerta de esperanza. Pinela fue convocado por su labor en la UAI Urquiza, uno de los cuatro equipos principales del torneo femenino afista.
Sin embargo, de la promesa a la realidad sigue habiendo un trecho enorme. Los problemas heredados de años de desinterés no pueden corregirse en un santiamén.
Pero el remedio aplicado ha empeorado una pesada herencia y promete convertirla en el peor estado de situación en la historia de la disciplina en Argentina.
La Mayor, en crisis
El contexto de la Selección Mayor no es prometedor, signada por las huelgas, las renuncias de jugadoras y el desinterés. La Copa América femenina, empieza el venidero miércoles en Chile.La preparación del combinado nacional distó de ser ideal.
Una eliminación en primera fase no es descabellada, hecho que representaría el mayor retroceso histórico del fútbol femenino a nivel nacional.
A finales de septiembre del año pasado, las futbolistas hicieron huelga. Exigían el pago de viáticos y una cancha de césped natural para entrenarse.
El conflicto, sin solucionarse plenamente, dejó heridas en el camino. Elisabeth Minnig y Florencia Quiñones, dos referentes del seleccionado, renunciaron en disconformidad con la situación.
A ese panorama, se suman cuestionamientos por supuestos favoritismos del seleccionador Carlos Borello. En la lista que competirá en la Copa América, hay un predominio nítido de jugadoras de la UAI Urquiza, club que se recuerda catapultó a Pinella a la jefatura del departamento de fútbol femenino afista.
En ese marco, Argentina integra una nada sencilla Zona B en la Copa América, donde dos equipos de cinco avanzarán a la fase final. No solo se halla Brasil, rival del debut el 5 de abril y potencia sudamericana y mundial de la disciplina.
También se halla Venezuela, que en los últimos años ha invertido en el desarrollo del fútbol femenino a nivel juvenil. Su máxima exponente es Deyna Castellanos, máxima goleadora en la historia de los Mundiales Sub 17. A sus 18 años, Castellanos, delantera que juega en EEUU, ha sumado distintos reconocimientos a nivel FIFA.
El grupo lo completan Ecuador, que marginó a Argentina del Mundial 2015 en la pasada Copa, y Bolivia.
En esta situación, lograr un resultado diferente será mérito prácticamente exclusivo de las futbolistas argentinas.
La debacle de las juveniles
A nivel formativo, tampoco asoma el sol. Las presentaciones del Sub 20 en Ecuador y del Sub 17 en San Juan distaron de ser brillantes. Ambos combinados fueron eliminados en primera fase.
Se indica que los procesos de preparación no fueron los ideales. A eso se añade una triste apostilla. Trascendieron unas fotos de las jugadoras del Sub 17 varadas en Buenos Aires al volver de Cuyo tras la eliminación la semana pasada.
Pinela desmintió que hayan estado varadas por 12 horas. Pero observar a las noveles futbolistas durmiendo en el aeropuerto, no causa una grata impresión y cuestiona las palabras de Pinela. El infierno, claramente, no es encantador.
Sin embargo, de la promesa a la realidad sigue habiendo un trecho enorme. Los problemas heredados de años de desinterés no pueden corregirse en un santiamén.
Pero el remedio aplicado ha empeorado una pesada herencia y promete convertirla en el peor estado de situación en la historia de la disciplina en Argentina.
La Mayor, en crisis
El contexto de la Selección Mayor no es prometedor, signada por las huelgas, las renuncias de jugadoras y el desinterés. La Copa América femenina, empieza el venidero miércoles en Chile.La preparación del combinado nacional distó de ser ideal.
Una eliminación en primera fase no es descabellada, hecho que representaría el mayor retroceso histórico del fútbol femenino a nivel nacional.
A finales de septiembre del año pasado, las futbolistas hicieron huelga. Exigían el pago de viáticos y una cancha de césped natural para entrenarse.
El conflicto, sin solucionarse plenamente, dejó heridas en el camino. Elisabeth Minnig y Florencia Quiñones, dos referentes del seleccionado, renunciaron en disconformidad con la situación.
A ese panorama, se suman cuestionamientos por supuestos favoritismos del seleccionador Carlos Borello. En la lista que competirá en la Copa América, hay un predominio nítido de jugadoras de la UAI Urquiza, club que se recuerda catapultó a Pinella a la jefatura del departamento de fútbol femenino afista.
En ese marco, Argentina integra una nada sencilla Zona B en la Copa América, donde dos equipos de cinco avanzarán a la fase final. No solo se halla Brasil, rival del debut el 5 de abril y potencia sudamericana y mundial de la disciplina.
También se halla Venezuela, que en los últimos años ha invertido en el desarrollo del fútbol femenino a nivel juvenil. Su máxima exponente es Deyna Castellanos, máxima goleadora en la historia de los Mundiales Sub 17. A sus 18 años, Castellanos, delantera que juega en EEUU, ha sumado distintos reconocimientos a nivel FIFA.
El grupo lo completan Ecuador, que marginó a Argentina del Mundial 2015 en la pasada Copa, y Bolivia.
En esta situación, lograr un resultado diferente será mérito prácticamente exclusivo de las futbolistas argentinas.
La debacle de las juveniles
A nivel formativo, tampoco asoma el sol. Las presentaciones del Sub 20 en Ecuador y del Sub 17 en San Juan distaron de ser brillantes. Ambos combinados fueron eliminados en primera fase.
Se indica que los procesos de preparación no fueron los ideales. A eso se añade una triste apostilla. Trascendieron unas fotos de las jugadoras del Sub 17 varadas en Buenos Aires al volver de Cuyo tras la eliminación la semana pasada.
Pinela desmintió que hayan estado varadas por 12 horas. Pero observar a las noveles futbolistas durmiendo en el aeropuerto, no causa una grata impresión y cuestiona las palabras de Pinela. El infierno, claramente, no es encantador.
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