lunes, 24 de octubre de 2016

DEJEN QUIETA A NICOLE REGNIER

La nueva jugadora del América de Cali femenino ha denunciado amenazas contra ella y su familia, otra muestra de intolerancia al límite.


El deseo de regresar a su país para aportar al crecimiento del fútbol femenino en la tierra en que nació, parece ser el peor error que ha cometido Nicole Regnier en su carrera, esa que la ha llevado a Europa y que le ha valido representar al país vistiendo la Tricolor.
 
Y es que al parecer, para un grupo de desadaptados, haber fichado por el América de Cali, cuando ha manifestado ser hincha del Deportivo Cali, parece ser un delito que le podría costar la vida, así de absurdo y ridículo como suena, así se lo han hecho saber a la caleña y su familia por medio de mensajes de alto calibre en redes sociales.
 
Intolerancia al límite y pasión mal entendida, síntomas de una sociedad que no ha aprendido de las atrocidades del pasado, esas que se nos llevaron al Caballero de la cancha siendo aun muy joven, las mismas que llevaron a varias figuras de la generación dorada de nuestro fútbol al exilio, esas que ahora atormentan a Nicole y su familia.


Es hora de cambiar la mentalidad, de entender el fútbol y el amor que genera de una forma distinta, meterse en la cabeza el hecho de que los jugadores son profesionales, que a pesar de sus gustos personales, firman contratos con el equipo que mejores condiciones les ofrezca, así ese equipo sea el rival de patio del equipo de sus amores.
 
“Colombia necesita paz. La paz es la verdadera herramienta para unir y no lo contrario. Juego fútbol desde muy pequeña, desde los 6 o 7 años; y de alto rendimiento, desde los 13. Soy futbolista porque amo el fútbol. Es mi vida. Siempre ha sido mi sueño y quiero dejar todo por mi país. El América me contrató y allí quiero aprender del técnico Nelson Abadía. Lo admiro, quiero que él me enseñe y seguir detrás de ese sueño de ser una goleadora”.
 
El fútbol es un espectáculo que se nutre de las estrellas, Nicole es una de esas que aporta con su talento y entrega, muy triste sería que por la ignorancia de algunos, tuviera que hacer maletas y dejar su país, para comprobar de la manera más triste ese viejo adagio que dice que "Nadie es profeta en su tierra".

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